La lucha por los derechos de las mujeres es la lucha contra el autoritarismo
Sabemos que el progreso nunca es lineal y la defensa de los derechos humanos puede ser una tarea difícil. Sin embargo, los avances en materia de derechos de las mujeres son particularmente frágiles. Disfrazado bajo conceptos que se presentan como inofensivos, como la protección de la familia, la niñez, o de la tradición, a menudo los gobiernos limitan la autonomía de las mujeres, como si estas restricciones no tuvieran motivaciones políticas y no equivalieran a violaciones de derechos humanos.
No es difícil encontrar ejemplos de serias restricciones a los derechos de las mujeres. Las políticas de control de la natalidad del gobierno chino han tratado a las mujeres como "úteros" sujetos a abortos forzados o embarazos forzados dependiendo de las "necesidades" del país; la policía de la moral de Irán ha impuesto con brutalidad a las mujeres las leyes de uso obligatorio de la hiyab; Qatar ha tipificado como delito las relaciones sexuales extramaritales, usando el embarazo como prueba en contra de las mujeres; Rusia y Turquía deliberadamente están reduciendo las protecciones contra la violencia doméstica; en Afganistán, los talibanes niegan una vez más a las mujeres y niñas la educación, el trabajo y las libertades más básicas.
Obviamente las mujeres también sufren discriminación y otras violaciones de derechos en democracia. Pero en un país con controles y equilibrios funcionales (tribunales independientes, libertad de prensa, participación política activa, rendición de cuentas efectiva y acceso a recursos y justicia) las mujeres tienen herramientas para protegerse contra los retrocesos. En la práctica, la igualdad con los hombres en derechos y oportunidades es un signo de una democracia fuerte, mientras que la reducción de los derechos de las mujeres es un signo preocupante de una democracia debilitada.
Hemos visto cómo el control político sobre los tribunales ha resultado en una disminución de los derechos de las mujeres. En 2020, el Tribunal Constitucional de Polonia prácticamente prohibió el aborto legal cuando dictaminó que el aborto en casos de "defecto fetal grave e irreversible o enfermedad incurable que amenaza la vida del feto" era inconstitucional. En junio, la Corte Suprema de Estados Unidos eliminó la protección constitucional del derecho al aborto, anulando casi 50 años de jurisprudencia. Los resultados de estas decisiones han sido devastadores para las mujeres embarazadas. En El Salvador, los tribunales han condenado a mujeres que tuvieron abortos espontáneos a 30 años de prisión.
Debemos reconocer explícitamente que cuando los gobiernos determinan a dónde pueden ir las mujeres, con quién pueden o deben ir, qué deben usar y si pueden estar embarazadas o no, estamos frente a signos de autoritarismo. Tales restricciones no solo afectan directamente a más de la mitad de la población, sino que, entre otros efectos, también aumentan el poder arbitrario del gobierno sobre la comunidad. Las restricciones de los derechos de las mujeres socavan la democracia. Las mujeres lo saben y han estado pagando el precio por alzar la voz.
En Afganistán, las mujeres han estado protestando implacablemente contra los talibanes durante más de un año. A cambio, los talibanes han intensificado la persecución y la violencia. Hay mujeres que han sido detenidas ilegalmente, recluidas en lugares no revelados, golpeadas y liberadas después de semanas o meses sin ser procesadas.
En Irán, las protestas tras la muerte de Mahsa (Jina) Amini han mostrado un país donde las mujeres –y los hombres– están cansados de un régimen que controla y niega a las mujeres sus libertades hasta el punto de golpearlas y donde entienden que discriminar a las mujeres es parte del manual represivo de las autoridades. Irán ha reaccionado con fuerza excesiva, matando a manifestantes, incluidas muchas mujeres y niñas y deteniendo a miles de personas.
En Polonia, la activista de los derechos de las mujeres Justyna Wydrzynska se enfrenta a tres años de prisión bajo cargos de ayudar a abortar y "comercializar" ilegalmente medicamentos, después de que presuntamente ayudara a una mujer a acceder a píldoras para un aborto autogestionado con medicamentos. En los Estados Unidos, la penalización del aborto también puede convertirse en un tema de libertad de expresión, información y privacidad si algunos gobiernos estatales comienzan a procesar a quienes busquen información sobre aborto en redes sociales.
Pero frente a la represión, los movimientos de mujeres están cada vez más conectados en todo el mundo. Las mujeres iraníes han adoptado el slogan del movimiento de mujeres kurdas "¡Mujeres, libertad, vida!" En Afganistán e Indonesia, las mujeres también han protestado en solidaridad con las mujeres iraníes. En México, las organizaciones de mujeres están ayudando a las mujeres en los Estados Unidos a obtener abortos seguros con medicamentos. Mujeres de todo el mundo han protestado contra la violencia sexual interpretando en sus propios idiomas la canción escrita por mujeres activistas chilenas “El violador eres tu”.
En los Estados Unidos, el aborto volvió a ser tema central en las últimas elecciones parlamentarias. Hubo seis iniciativas estatales relacionadas con el aborto, y en todas ellas la gente votó para proteger el derecho de las mujeres a la autonomía. El aborto, sin embargo, sigue siendo ilegal en 12 estados y varios más corren el riesgo de convertirse en "desiertos sin aborto". Estos movimientos legislativos debilitan la democracia al reducir en lugar de aumentar las protecciones de los derechos humanos.
En Latinoamérica la conexión entre la democracia y los derechos de las mujeres ha sido especialmente visible. La Marea Verde, como se ha llamado al movimiento para despenalizar el aborto, se ha extendido desde Argentina a toda Latinoamérica. Ya no se trata solo de evitar que los gobiernos obliguen a mujeres y niñas a estar embarazadas. Las mujeres llegan con sus pañuelos verdes para protestar contra el feminicidio, la destrucción del medio ambiente, la brutalidad policial y la opresión en general. La Marea Verde es un llamado a la acción a favor de los derechos humanos.
De alguna manera, el creciente movimiento de mujeres alrededor del mundo es circular. La lucha por los derechos de las mujeres en las democracias que funcionan se conecta con las mujeres que luchan contra la represión en las autocracias y les proporciona fuerza y apoyo. La lucha por la autonomía de las mujeres es una lucha contra el autoritarismo.
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